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Por Ángel del Toro Fonseca
No soy aficionado al verso. Si mucho a la prosa por el
propio ejercicio de la profesión. Sin embargo confieso que me sentí atrapado
entre los versos con sabor al Caribe, durante la mañana de este jueves 5 de
julio, en la que el Parque Central Jesús Rabí fue invadido por decenas de
escritores y poetas que participan en la edición 32 del Festival del Caribe,
que se celebra en la ciudad de Santiago de Cuba entre el 3 y el 9 de julio, en
homenaje a la cultura de la isla caribeña de Martinica.
Sin poder recuperarme de la sorpresa de estar sentado en un
banco del parque central de Contramaestre, fui parte del intercambio entre
intelectuales y poetas procedentes de Chile, República Dominicana, España así
como de ciudades como las vecinas Palma Soriano, Santiago de Cuba y del propio
Contramaestre, quienes demostraron que las raíces culturales e históricas de
este territorio, se ubican también en lo más autóctono del Caribe.
Intelectuales contramaestrenses como Eduard Encina Ramírez,
Arnoldo Fernández Verdecia, Jorge Labañino, Carmen Candiot de la vecina
municipalidad de Palma Soriano y otros, unieron sus voces, prosas y poemas a
las actuaciones magistrales del grupo de música tradicional cubana en idioma esperanto
“Amindaj” y las letras renovadoras del trovador Frank Martínez, para hacer del
centro de Contramaestre una auténtica plaza alternativa de la cultura caribeña.
De inmensa significación histórica resultó la referencia
ofrecida a modo de bienvenida por el periodista y escritor Arnoldo Fernández
Verdecia, quien introdujo a los presentes en las historias y azares del
Héroe Nacional José Martí durante su tránsito por tierras de Contramaestre, las
frecuentes referencias al río del mismo nombre y su premonición al desastre de
su muerte en Dos Ríos, precisamente muy cerca de este territorio oriental.
Le siguió una larga estela de lecturas de poemas, declamaciones emocionadas, referencias a textos sublimes heredados de las tradiciones intelectuales del buen cubano ... del ibérico ... del chileno ... del potente vozarrón dominicano ... No pude desprenderme del banco del Parque Jesús Rabí. Todo parece indicar que tengo que pensar seriamente a favor de la poesía.
¿Será una carencia intelectual? Puede ser. No me sonrojo al confesarlo o admitirlo. Lo cierto es que media hora antes del encuentro, en una transmisión radial desde el propio centro de Contramaestre comprendí plenamente las palabras del intelectual y poeta Eduard Encina Ramírez cuando me ratificaba que esta
primera extensión que se logra del Festival del Caribe desde la ciudad de
Santiago de Cuba hasta la ciudad de Contramaestre, abre una muestra objetiva de
la espiritualidad compartida entre hermanos de una hermosa zona geográfica que
responde al nombre de Caribe, que rebasa lasa fronteras idiomáticas y hace unir
voluntades en favor de la solidaridad entre los pueblos este pedacito tan caluroso de América.
