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lunes, 23 de julio de 2012

Ahí viene Hector Rodríguez ... con el corazón

Por Ángel del Toro Fonseca.
El más grande de todos los Héctor
El más grande de todos los Héctor

 La imagen y el sonido sigue electrizando a todos los cubanos: "Ahí viene Juantorena .. , con el corazón". Sigue siendo la voz de Héctor Rodríguez, quien desde Montreal, Canadá, regaló para todo el planeta la muestra humana casi perfecta de la admiración, por el doble triunfo de Alberto Juantorena en Juegos Olímpicos.

La noticia de la muerte de Héctor nos electrizó de nuevo a todos los cubanos que le seguíamos en las narraciones deportivas al conocer en la madrugada de su grave enfermedad y muerte. Apartando la telaraña del sueño recordé de inmediato mi acto de defensa del Trabajo de Diploma en un pequeño anfiteatro de la Facultad de Economía de la Universidad de Oriente, durante los primeros meses de 1985, en que mi entonces esposa y hoy también periodista Graciela Requejo Duharte, defendimos el proyecto de Tele Rebelde: primer canal de televisión fundado por la Revolución en Cuba.

Nunca olvidaré el interminable aguacero de aquella tarde que casi impidió que el avión en el que viajaron Héctor y su siempre digno acompañante Eddy Martín desde La Habana, aterrizara en Santiago de Cuba. Los nervios a flor de piel, pero a mi compañera y a mi nos tranquilizó enormemente la grata sonrisa y el vozarrón de esos dos grandes de la narración deportiva cubana.

Después de la calificación de excelente, vendría la ceremonia a lo cubano de las celebraciones. Ya en casa, en el reparto Vista Alegre de Santiago de Cuba, un delicioso cerdo asado y las frías cervezas se nos ocurrió como el único y modesto homenaje a estas dos personalidades. La sorpresa se convirtió en lección: apenas probaron bocado y Hector especialmente se disculpó por los dos.

Solo dentro de minutos narrarían un partido de lujo en el stadiun Guillermón Moncada y por costumbre nunca bebían y comían con el trabajo por delante. Fue mi primera lección personal de que el trabajo periodístico debía ser el sentido de la vida si se quería hacer con dignidad.


Desde entonces y ahora mucho más que se nos fue, sigue Hector en mi corazón. Mucho más ... con el suyo por delante porque la gran carrera hasta el estrellato no ha concluido.