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martes, 10 de junio de 2014

Cuando Soledad equivale a amor

Una sonrisa que equivale a amor y profesionalidad
Angel del Toro Fonseca

Tomado de http://www.radiogritodebaire.icrt.cu/

Soledad Purón Rodríguez acapara con sus grandes ojos de un verde metálico la estrechez de su consulta. Parece concentrar en ellos toda la intensidad de una profesional que parece haber nacido para homenajear al desinterés. Tal es así que, este reportero no hizo la clásica pregunta del momento sobre el incremento de salarios a los trabajadores del sector de la Salud Pública en Cuba y se dejo llevar por el entusiasmo de una Especialista en Primer Grado en Medicina, que cumplió recientemente colaboración internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela y hoy desgrana amor y profesionalidad entre sus pacientes en un Consultorio del Medico y la Enfermera de la Familia del Reparto Cabrera en pleno corazón de la ciudad de Contramaestre, en el centro - sur de las provincias orientales de Cuba.

Soledad acompañó a sus pacientes venezolanos por espacio de 2 años y 8 meses en el estado de Anzoátegui y hoy se multiplica entre los mil 30 habitantes que abarca su dispensario. Confiesa tenerle miedo a las entrevistas y mucho más a las imágenes fotográficas, pero su desempeño en medio de la entrevista contradice sus advertencias.

Con cinco años de experiencia profesional en la preservación de la salud humana, asume con alta responsabilidad la sustitución de un colega, que como otros miles, partió también hacia la Patria de Bolívar a prestar colaboración.
A partir de esta disposición, ya suman 540 colaboradores de la medicina de Contramaestre, presentes en 20 países del mundo y se cumplió al cien por ciento el compromiso de la presencia de los galenos cubanos en las repúblicas de Venezuela y Brasil.

P: ¿Luego de salvar vidas en Venezuela te enfrentas a una tarea igual de compleja: sustituir a un compañero en la atención primaria de salud en Cuba? ¿Cómo calificas este reto?

E: “En el consultorio no solo se atiende la enfermedad crónica, sino que te enfrentas a variadas tareas; lo mismo con pacientes sanos que discapacitados; hay de todo tipo de patologías, pero sobre todo se trabaja en la actividad preventiva para evitar que el paciente llegue a la atención secundaria”

P: ¿Cómo es un día de trabajo típico para una doctora en un Consultorio del Médico de la Familia como el que usted atiende?

E: “Bueno, si el trabajo se organiza se puede atender una mayor cantidad de población. Puede ser que en la mañana se ofrezcan consultas y que en la tarde se hagan recorridos en el terreno que abarca el área del Consultorio. En mi caso trabajo todos los días mañana y tarde, de Lunes a Viernes y los Sábados hasta el medio día. De acuerdo a las fichas de cada paciente se organizan las consultas y recorridos de conjunto con la enfermera. Hay pacientes a los que hay que visitar personalmente ya no se pueden trasladar, ya sea porque están postrados o porque son discapacitados, pero  de manera regular se programa la consulta o visita hasta el más recóndito de los lugares”

A la doctora Soledad Purón no le asustan las dificultades, incluso desdeña aquellas que son normales dentro de un país bloqueado que recibe a cuentagotas recursos, hasta para la atención sanitaria. Sin embargo confiesa algo elemental que le causa pesar ocasionalmente:

E: “Lo que más me contraría y me preocupa es la inasistencia a la consulta de algún paciente que yo cite, luego de que le hecho un seguimiento por alguna patología. También me sucede en ocasiones que; como me gusta ser rigurosa con mi trabajo me puedo tardar con un paciente examinándolo, interrogándolo; y entonces el resto de los pacientes se desespera y alguno se marcha, e incluso hasta interrumpen la consulta. En ocasiones las personas no se dan cuenta de que la calidad de un tratamiento y la entrega de una receta médica, dependen de un examen riguroso y detallado. Pero por lo demás, no me molesta nada de mis pacientes ni de donde trabajo”

Soledad cuenta que presta especial atención a las madres con niños pequeños y a las embarazadas: estas son causa frecuente de la tardanza en su consulta. Y es que no le basta con examinar a un pequeño; el complemento lo pone en la explicación que le ofrece a la madre del por qué se hace cualquier tipo de análisis o exploración médica, si existe evolución o involución, lo que debe hacer o no debe hacer un bebé en las diferentes etapas de su desarrollo.

Sustituir a un medico de la familia parece cosa fácil pero no se trata del clásico quítate tú para ponerme yo. En su caso explica que tuvo que asimilar el estudio sociodemográfico de la comunidad y las características de cada paciente, pero al final de la historia, se siente reconfortada:

E: “A mi encanta el trabajo en consultorios, aunque en los primeros momentos sea una tarea difícil hasta que se organiza el trabajo.  Y en este caso se trataba de un médico excelente y por eso su sustitución para que él cumpliera su compromiso internacionalista fue un doble compromiso. No deja de ser difícil el cambio porque la población hasta expresa: ¡Se llevaron a mi médico!, pero cuando comienzan a llegar hasta ti y a conocerte, a saber como tú trabajas, entonces todo cambia. Y en este sentido yo me he hecho la obligación de explicarles a los pacientes de que todos somos médicos y que hay una necesidad que cumplir en el exterior y que por eso me corresponde a mí atenderlo. Pero por sobre toda las cosas, le traslado el sentimiento de que va a seguir disfrutando de los servicios médicos”.

Quizás por este espíritu de altruismo oculto en alguien que no se parece nada a su nombre, el territorio de Contramaestre exhibe hoy resultados de excelencia en la atención primaria de salud, en cuanto al Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) desde los 113 Consultorios del Médico de la Familia como los que atiende la doctora Soledad Purón Rodríguez.

En este pedacito del Oriente de Cuba,  la mortalidad materna y la tasa de mortalidad infantil están en cero fallecidos y similar comportamiento se exhibe en los grupos poblacionales de hasta 1, 5 años y en la edad preescolar.

Este reportero confiesa que nunca se sintió mejor acompañado por una profesional de la salud como por esta que responde al nombre de Soledad en Contramaestre. Y es que la humanidad le brota por los poros cuando expresa:

“¡Para mi lo más reconfortante es que llegue hasta ti un paciente con una dolencia, lo examines, le pongas un tratamiento y al cabo de un tiempo regrese y te diga: ¡Que bien me siento doctora!”