Por Angel del Toro Fonseca
“
Los
valientes aqueos de la Iliada
tuvieron
a Minerva como escudo y divisa
los
jóvenes Aquiles del ataque al Moncada
tuvieron
su Artemisa"
Jesús
Orta Ruiz
|
La entrada a una historia de glorias |
El 26 de julio acaba de confirmar que la epopeya de hace 61 años en Cuba, era realmente el inicio de un viaje hacia el infinito. Un sin regreso a la injusticia, una promesa a los pobres de esta tierra, de que tenían la posibilidad de la justicia más grande de este mundo.
El
mes de Abril y Artemisa, me pusieron ante los ojos y el sentimiento,
la oportunidad de viajar a la semilla de esa historia que brota todos
los días con mucha fuerza en mi Santiago, como el abrazo del
guajiro a los hijos que regresan a la tierra.
Una
provincia que sin dudas es el experimento y resultado de una Cuba más
próspera, atesora la extraordinaria historia de 20 hombres que
viajaron hacia el futuro en julio de 1953, sin imaginar siquiera el
destino que les esperaba, pero sí muy concientes de que iban a
cambiar a Cuba.
Conducido
por una tropa de adolescentes artemiseños; llegué en esa mañana de
Abril; al Mausoleo de los Mártires de Artemisa, un templo que hace
estremecer de pasión e historia, a los que vivimos en Santiago de
Cuba y hemos estado al tanto de decenas de actos y conmemoraciones
frente a los muros del Cuartel Moncada. Quise viajar a los principios
de mi estirpe, quise conocer de dónde salieron y quienes eran
aquellos 20 cubanos que se inmolaron en su tiempo.
|
Tres generaciones de cubanos visitan a sus martires |
Dos
generaciones de chicos me acompañaban y mi gran preocupación era,
cómo asimilarían este encuentro tan necesario con la historia. Muy
pronto, la gentileza de una guía atenuó el escepticismo al
conversar de tú a tú con mis acompañantes, recordándoles que
estos eran asiduos visitantes del Mausoleo en busca de elementos
novedosos de la historia de Cuba y de su municipio.
Al
escuchar las palabras mágicas: “Santiago de Cuba y “periodista”,
los visitados se asombraron porque solo unos minutos atrás, otra
delegación de periodistas del diario Juventud Rebelde habían
visitado el centro histórico, y mire usted ¡Con ellos estaban dos
santiagueros! Confieso que estuve tentado de titular este post:
“Leyenda de un caballero santiaguero en la cuna de los mártires
del Cuartel Moncada”, pero el respeto a la historia y al poeta
Jesús Orta Ruiz “El Indio Naborí”, me hicieron cambiar de
pensamiento.
|
Santiagueros en Artemisa |
A
partir de aquí, doy paso a sus encumbrados versos, como
acompañamiento a las reflexiones que conservo de manera fotográfica,
sobre este sagrado altar de la patria:
“Los
valientes aqueos de la Iliada
tuvieron
a Minerva como escudo y divisa
los
jóvenes Aquiles del ataque al Moncada
tuvieron
su Artemisa.”
Los
ojos claros y acerados de una artemiseña de pelo corto y lenguaje
certero, nos reciben como invitándonos a recordar la historia del
mayor asalto a la alborada cubana durante el Sigo XX. Se trata de
Cristina González, quien quizás está un poco agotada haber
conducido hace muy poco a un grupo de colegas a través del Mausoleo.
Pero poco a poco se va abriendo paso el amor a la historia que
atesora en los recintos de su tierra y Cristina nos invitó a conocer
mucho más que lo que conocemos sobre los asaltantes al Cuartel
Moncada.
Tras
los pasos de Cristina dejamos atrás el cielo azul de Artemisa y nos
adentramos en las entrañas de la historia de los mártires de
Artemisa. Un pasadizo que se hunde en salones color rojo dorado con
tonos de bronce, nos ofrece en las paredes de barro cristalizado, los
dibujos sobre las diferentes etapas de la historia de la Revolución
Cubana, su cultura e identidad.
|
Paredes interiores de un Mausoleo que destila historia |
Cristina
no detiene el diálogo ni por un instante. Desgrana leyendas y
anécdotas, precisiones y verdades sobra la hazaña de un pueblo, que
de manera totalmente secreta aportó a 20 de sus mejores hijos para
que asaltaran el 26 de julio de 1953 a la segunda fortaleza más
importante de la tiranía de Batista en la isla de Cuba.
“Polvoriento
de pena y de camino agrario,
¿Dónde
están Artemisa – pregunta el Gigante-
tu
joven campesino, tu joven proletario,
tu
joven estudiante?
“Toco
Artemisa un rojo subterráneo clarín
y
saltaron sus héroes:
¡Hermosos
y calientes corazones!
Artemisa,
la esposa de algún Quirón veguero,
Los
inyectó con sangre de leones”
|
Cristina: una guía de excelencia en Artemisa |
|
Arte e historia consolidan la identidad de Cuba |
Tras
los pasadizos llenos de historia, nos sorprende el luminoso salón
central plagado de mármoles, tarjas, flores y granitos, que atesoran
las imágenes en bronce de los Mártires de Artemisa. Los rayos del
sol penetran desde el exterior y bañan las tarjas. Les dan vida y
pureza, los sacan del anonimato hacia lo sublime. No puedo evitar
buscar desesperadamente la efigie del joven Gregorio Careaga Medina,
un jovencito artemiseño que regó con su sangre la tierra de
Contramaestre, luego de salir con vida de la matanza posterior al
asalto al Moncada en Santiago de Cuba.
Al
fin descubro la tarja y me estremece la historia que ya conozco,
porque en Contramaestre se ha destejido en sus detalles más íntimos.
“
Y de allí, de la entraña de
Artemisa,
como
el arco rojo de una Gran Cazadora,
salieron
estas flechas de coraje y sonrisa
a
clavarse en la noche para traer la aurora.”
|
Salón de los Mártires de Artemisa |
|
El sol baña la gloria de los mártires |
|
Gregorio Careaga Medina, mártir de Artemisa y de Contramaestre |
Mis
recuerdos vuelan hacia Isela Pantoja Tamayo, hermana del líder
clandestino “Olo” Pantoja, quien dejó plasmada para la historia
de su patria chica y de toda Cuba, la actitud heroica de los jóvenes
contramaestrenses, quienes contribuyeron a rescatar el cadáver del
mártir, a su preservación en medio de la jauría batistiana y que
jamás dejaron de colocarles rosas blancas al joven artemiseño en su
tumba.
En
un segundo nivel del museo memorial de Artemisa, se muestra la
historia de las batallas mambisas, de la juventud de la seudo
república y finalmente, del incontenible avance del Ejército
Rebelde desde la Sierra Maestra hasta los llanos occidentales de
Cuba, en donde el Comandante en Jefe Fidel Castro se levanta en su
grandeza, como parte de un hermoso vitral.
|
La generación histórica de Cuba en vitrales |
Ya
en los exteriores de este maravilloso viaje a través de la historia
de la juventud artemiseña, salimos de entre las hermosas losas del
cubo de vidrio color rojo ladrillo, incólume, pétreo, puro y
macizo, tal y como la voluntad de los hijos de esta tierra heroica.
|
Pureza, solidez, perfección en el Mausoleo de Artemisa |
|
Un cubo perfecto como los mártires de la patria |
Nos
despedimos sin deseos de hacerlo. Quizás imbuidos por la grandeza
que atesora este museo bajo tierra, quizás por el heroísmo
demostrado por 20 cubanos jóvenes, que un día decidieron dejar
atrás a sus pequeños hijos, para que Cuba se alzara desde la
ignominia.
Nos
despedimos de Cristina, esa artemiseña que se me antoja mucho más
patriota de corazón que museóloga, con la convicción de que no se
equivocó el poeta cuando dijo:
“Desde
entonces la tierra de la piña gustada
también
dio, para el pueblo, trágicas amapolas.
Artemisa
en los muros del Cuartel Moncada.
Artemisa
en el Granma jineteando en las olas.
Artemisa
en la puerta del Cuartel Goicuría.
Artemisa
en los órganos de senos colosales.
Artemisa
en Palacio peleando a pleno día.
Artemisa
en los montes villareños.
¡Artemisa
de frente, dondequiera!
¡Gloria
para el coraje de los artemiseños!
¡Hay
sangre de Artemisa brillando en la bandera!